
TRUJILLO (Perú) Durante años se creyó que la migraña era un mal inevitable, un dolor de cabeza crónico al que solo quedaba resignarse. Esta percepción, arraigada incluso entre muchos pacientes, empieza a cambiar gracias a avances médicos que demuestran que, aunque no existe una cura definitiva, sí es posible controlar la enfermedad y recuperar la calidad de vida.
La migraña es un trastorno neurológico caracterizado por dolor palpitante en un lado de la cabeza, acompañado de síntomas como náuseas, mareos, visión borrosa e intolerancia a la luz o al ruido. Puede durar varios días y afectar por completo las actividades cotidianas. En Perú, uno de cada cinco adultos la padece, especialmente entre los 30 y 45 años, según un estudio publicado en The Journal of Headache and Pain.
“La migraña no tiene cura, pero sí puede controlarse con el enfoque adecuado. Muchos pacientes creen que deben resignarse al dolor, pero eso ya no es así”, afirma la Dra. Katherine Bendezú Sánchez, neuróloga certificada de la Clínica San Pablo Trujillo. En este centro se aplica un innovador tratamiento con toxina botulínica tipo A, que reduce la hiperactividad de los nervios responsables del dolor y se presenta como una alternativa eficaz para quienes no responden a medicamentos orales.
Aprobada en países como Estados Unidos y España, la terapia consiste en aplicaciones cada tres meses en músculos de la frente, cuero cabelludo, cuello y hombros. “Es un procedimiento ambulatorio, seguro y recomendado para quienes sufren más de 15 episodios al mes, especialmente cuando los tratamientos convencionales ya no surten efecto. Su objetivo es prevenir nuevas crisis y mejorar la calidad de vida de quienes conviven con un dolor constante y limitante”, detalla la especialista.
Reconocer la migraña como una enfermedad neurológica —y no como un simple malestar pasajero— abre la puerta a opciones terapéuticas que pueden transformar la vida de los pacientes. En Trujillo, la Clínica San Pablo se suma a este cambio de paradigma, ofreciendo un tratamiento que marca la diferencia entre padecer en silencio y vivir con control sobre la enfermedad.




